Sin lugar a dudas, el mundo se encuentra en una encrucijada. Como nunca antes en la historia humana, desde la última glaciación, la civilización enfrenta un fenómeno de alteración climática que pone en riesgo la permanencia, en el largo plazo, de las diversas formas de organización económico-social existentes en la actualidad. A nivel mundial, sucesivamente, desde la emisión del Primer Informe de Cambio Climático, el año 1990, hasta la reciente publicación, en Septiembre de 2013 del Quinto Informe de Evaluación (del Grupo de Trabajo 1), la evidencia acumulada sobre las alteraciones climáticas, y sus consecuencias sobre el medio ambiente, resulta francamente irrefutable. La comunidad científica dispone de una certeza rara vez alcanzada en materias tan controversiales (IPCC, 2013). Cabe hacer notar que Chile, debido a su condición geográfica asociada a la oscilación climática del sur (Niño y Niña), está expuesto a la ocurrencia de fenómenos climáticos adversos, entre ellos de sequía, que además, tienen ocurrencia periódica. De hecho, en los últimos 500 años Chile presenta un 23% de los años con algún grado de sequía (Arrese, 2008a), el fenómeno del cambio climático, como se ha expuesto, tenderá a extremar estos eventos.