Resumen:
Las actuales regulaciones en materias de caza, remontan sus orígenes a fines del siglo XIX, con la aparición del Código Civil en 1857, el que planteó que «La caza y pesca son especies de ocupación por las cuales se adquiere el dominio de los animales bravíos». Estos animales bravíos (que viven naturalmente libres e independientes del hombre) «no se pueden cazar sino en tierras propias, o en las ajenas, con permiso del dueño». Además, expresó que «Se entiende que el cazador o pescador se apodera del animal bravío y lo hace suyo, desde el momento que lo ha herido gravemente, de manera, que ya no le sea fácil escapar». Determinó además la necesidad de regular esta actividad a través de una normativa, al especificar que «En lo demás, el ejercicio de la caza y de la pesca estará sujeto a las ordenanzas especiales que sobre estas materias se dicten. No se podrá, pues, cazar o pescar sino en lugares, en temporadas, y con armas y procederes, que no estén prohibidos». |