Durante nuestra historia como país nos hemos desarrollado bajo distintas visiones políticas y económicas, lo que ha provocado sucesivos cambios y adaptaciones en nuestras vidas, en la organización del Estado y en cuanto al papel de los actores sociales. Al corresponder las comunicaciones y el transporte a actividades intermedias —y la infraestructura un bien a su servicio—, el sector ha seguido, bien o mal, las demandas que el desarrollo económico y social ha generado. Pero en ninguna de las diferentes etapas de nuestro proceso de desarrollo se incorporó seriamente la variable ambiental, como un elemento clave en la dinámica de las decisiones de localización, inversión, y desarrollo tecnológico.