El diseño e implementación de políticas públicas en los ámbitos del cambio climático y energía son necesariamente complejos. La profundidad de los cambios que implica abordar estrategias de mitigación, adaptación y resiliencia plantea la necesidad de avanzar en procesos de transición tecnológica y sociopolíticos que impactan los sistemas energéticos, las instituciones, la economía y la cultura de nuestras sociedades. Por esta razón, resulta necesario articular y coordinar a diferentes actores de tal forma de generar acuerdos en el largo plazo y movilizar voluntades que permitan responder adecuadamente a los desafíos que el cambio climático nos impone.